¿Cómo podríamos percibir nuestras partes más sólidas si no existieran, dentro de nosotros, debilidades?
¿Cómo podríamos aprender sin nuestra ignorancia?
¿Cómo podríamos ser varones o mujeres si no existieran mujeres y varones?.
¿Cómo pensar que nacemos siendo ciento por ciento niños o niñas, si portamos en
cada célula de nuestro cuerpo cincuenta por ciento de información de un sexo y
cincuenta por ciento de información del otro?
¡Cuántas cosas había pagado demasiado caro!
¡Y cuántas cosas había recibido sin darme cuenta de
cuán barato las había conseguido!
Avaricia y derroche, dos puntas de un mismo error.
El miserable y el pródigo, dos yo anidando en mi,
conviviendo dentro de mí, apareados tratando de diferenciarse y a la vez de
competir, de aparecer, de dominar.
¡Qué loca idea esta de que todo va por el mundo de
a dos!
Vivimos en un enorme ying-yang: dos partes que
configuran un todo único e indivisible, dos mitades que se pueden",
diferenciar únicamente para comprenderlas, pero que no tienen existencia
independiente.
Para que puedas percibir la luz hace falta la
oscuridad. Las cosas son sólo si existe el opuesto.
Y eso es así con la luz y la oscuridad, con
el día y la noche, con lo masculino y lo femenino, con la fuerza y la
debilidad.
Esto es así en el mundo de afuera y, por supuesto,
lo es también en el mundo de adentro.
Todas nuestras cualidades, condiciones, virtudes y
defectos están en nosotros, apareados con sus correspondientes opuestos.
Ninguno de nosotros es sólo bueno, ni sólo
inteligente, ni sólo valiente.
Nuestra bondad inteligencia y valentía coexisten
siempre con nuestra maldad, con nuestra estupidez y con nuestra cobardía.
Todos hemos escuchado que los que se sienten
superiores y tratan de mostrarlo, en realidad deben creerse bastante
inferiores, y es cierto.
Cada vez que un rasgo se manifiesta por sobretodos
los demás, no siempre es síntoma de que en nosotros predomina ese rasgo, sino
que muchas veces este predominio es solamente la expresión de un gran trabajo
con el que la otra polaridad ha sido escondida, evitada, resistida, reprimida.
¿Detrás de cada buen tipo se esconde siempre un
reprimido?
A veces es así.
Ese buen tipo tuvo que hacer algo con ese mal tipo
que anida en él, lo cual tuvo un costo para él.
Lo importante es saber qué cosas escondo y para qué
lo hago.
Dr. Jorge Bucay
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