Desde los tiempos antiguos la enseñanza empírica tuvo sus falencias en la correcta formación del discípulo, sólo los mejores podían evolucionar y llegar a altos niveles, pues el maestro era el ídolo y en muchas ocasiones no poseía métodos adecuados para transmitir su sabiduría a todos sus alumnos. Recordemos que el maestro sólo elegía algunos para formar, los mejor capacitados.
Esto era un aspecto, que desde tiempos inmemoriales, degeneraba muchas veces las bases correctas de la transmisión de la tradición, que en muchas escuelas, dado a la errada idolatría hacia el maestro, no se percibía que se debía mejorar el proceso de interrelación alumno-maestro para mantener el nivel.
Es decir, el alumno que no lograba imitar correctamente al maestro, no era un buen alumno, pues no se cuestionaba al maestro, cuando el tema era que en muchos casos el maestro no poseía la capacidad y un adecuado método para transmitir su sabiduría a sus discípulos…
Y muchos nombrados maestros como sucede con muchos maestros en la actualidad, desconocían los principios pedagógicos, la metodología de la enseñanza del movimiento y las relaciones enseñanza-aprendizaje y maestro-alumno.
Hoy
día no debiera faltarse a estas leyes, para facilitar el aprendizaje de las técnicas
y evitar que se formen lagunas en la formación del alumno, durante el proceso
de su evolución.
Aun actualmente son muchos los maestros que desconocen,
o no quieren aceptar esta realidad que golpea la adecuada transmisión de su
sabiduría, y ante el riesgo de perder esa posición de poder sobre el alumno, niegan
que las ciencias de la educación hayan evolucionado en determinados sectores que
tocan a la transmisión del conocimiento en las artes marciales.
Si tomamos el caso de un piloto de aeronaves comerciales, que transporta varios cientos de pasajeros. Y este no haya sido correctamente formado en las destrezas necesarias para pilotear ese avión, que no haya recibido el adecuado adiestramiento físico para la tarea ni el conocimiento teórico para entender los procesos…
Aunque hubiese sido formado por el mejor de los pilotos, tendría en su formación muchos baches que harían de él un peligro para sus pasajeros, hasta que haya conseguido la cantidad de experiencia necesaria (horas de vuelos).
No debemos olvidar que el conocimiento que poseían los grandes maestros era netamente práctico, y que transmitían ese conocimiento desde su experiencia, y su relación con quien lo había formado, en una época en que el conocimiento era utilitario. El alumno se formaba para la lucha, en muchos casos para proteger su propia vida, y la manera de conocer sus destrezas era el resultado de las contiendas.
Terminados los tiempos de la lucha real por la supervivencia, el arte marcial cambia un poco sus objetivos, y el examen ya no depende de la contienda, aparecen nuevos valores a considerar, que no son exclusivamente los del campo de batalla.
Las ciencias han evolucionado en todas las áreas, y esto permite entender procesos que el hombre antiguo ignoraba en otros tiempos y aunque sabemos que quedan puntos oscuros en ciertos temas de la relación maestro-alumno es la investigación uno de los pilares de la formación de un futuro artista marcial.
Antiguamente al maestro se le rendía pleitesía, era el poseedor del conocimiento y el alumno no podía cuestionar, sólo acatar las órdenes; hoy día el maestro debe ganarse el respeto del alumno, que va construyendo su conocimiento sobre las bases de la guía del maestro, pero puede cuestionarse y cuestionar lo que recibe, y es la habilidad del maestro diestro marcar su lugar.
Adaptación sobre un texto de Zanoni San Tao Shen
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