El guerrero se identifica con lo
abstracto, no con el mundo.
Eso le permite ser independiente y
cuidarse solo.
Frente a su destino, cada uno de
nosotros está solo.
Un guerrero toma el mando de su propia
vida, pule los detalles, desarrolla su imaginación y pone a prueba su ingenio
para resolver situaciones.
Es inconcebible que se sienta
desvalido, porque tiene autodominio y no necesita nada de nadie.
Al concentrarse en los detalles aprende
a cultivar la finura, la sutileza y la elegancia.
Jakurri
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