lunes, 13 de abril de 2015

Li Wang y la mujer china



Li Wang vio que la mujer china lo miraba…
Se dio cuenta que ella quería decirle algo… 
Entonces la interrogó.
La mujer le dijo que lo miraba desde hacía mucho tiempo pero que él nunca la había mirado.
Que tenía algo para decirle pero que no sabía cómo.
Li Wang le pidió que hable.
Entonces la mujer china dijo que soñaba que ella era su esposa, que tenían un hijo y que vivían en los campos cercanos a los arrozales del Rio Amarillo…
Li Wang, sorprendido, contestó que ella no podía soñar con eso porque ella era sólo un dibujo en un abanico de Tai Chi Chuan y que no podía ser ni esposa ni madre.
La mujer respondió que hacía años que estaba enamorada de él y que nunca se había animado a declarar su amor…
Li Wang dejo que agradecía sus palabras pero no podía corresponderle porque ella era sólo trazos de un dibujo en un abanico de Tai Chi chuan…
La mujer contestó que era cierto, que ella era sólo trazos de un dibujo en un abanico de Tai Chi Chuan y que desde allí hacía años que lo miraba sostener el abanico con firmeza y suavidad…
Dijo también que los años habían borrado trazos de la cara y el cuerpo de Li Wang pero que ella recordaba su cara… con su gesto meditativo, la armonía de su cuerpo en el movimiento y la firmeza con que sostenía aquel abanico desde donde ella lo miraba…
Explicó que antes que los trazos del dibujo se borraran del todo, ella quería que él supiera que ella soñaba que era su esposa, que tenían un hijo y que vivían en los campos cercanos a los arrozales del Rio Amarillo…
Entonces Li Wang, antes de que sus trazos se borraran, invitó a la mujer del abanico a ser su esposa, que tenían un hijo y que vivían en los campos cercanos a los arrozales del Rio Amarillo…

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