Li Wang vio que la mujer china lo
miraba…
Se dio cuenta que ella quería
decirle algo…
Entonces la interrogó.
La mujer le dijo que lo miraba
desde hacía mucho tiempo pero que él nunca la había mirado.
Que tenía algo para decirle pero
que no sabía cómo.
Li Wang le pidió que hable.
Entonces la mujer china dijo que
soñaba que ella era su esposa, que tenían un hijo y que vivían en los campos
cercanos a los arrozales del Rio Amarillo…
Li Wang, sorprendido, contestó
que ella no podía soñar con eso porque ella era sólo un dibujo en un abanico de
Tai Chi Chuan y que no podía ser ni esposa ni madre.
La mujer respondió que hacía años
que estaba enamorada de él y que nunca se había animado a declarar su amor…
Li Wang dejo que agradecía sus
palabras pero no podía corresponderle porque ella era sólo trazos de un dibujo
en un abanico de Tai Chi chuan…
La mujer contestó que era cierto,
que ella era sólo trazos de un dibujo en un abanico de Tai Chi Chuan y que
desde allí hacía años que lo miraba sostener el abanico con firmeza y suavidad…
Dijo también que los años habían
borrado trazos de la cara y el cuerpo de Li Wang pero que ella recordaba su
cara… con su gesto meditativo, la armonía de su cuerpo en el movimiento y la
firmeza con que sostenía aquel abanico desde donde ella lo miraba…
Explicó que antes que los trazos
del dibujo se borraran del todo, ella quería que él supiera que ella soñaba que
era su esposa, que tenían un hijo y que vivían en los campos cercanos a los
arrozales del Rio Amarillo…
Entonces Li Wang, antes de que
sus trazos se borraran, invitó a la mujer del abanico a ser su esposa, que
tenían un hijo y que vivían en los campos cercanos a los arrozales del Rio
Amarillo…
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