Para el médico, el Tai-Chi se convierte
en medicina, y en meditación para el meditador.
Para el guerrero en arte marcial, y en fuente de salud para el terapeuta.
Para el guerrero en arte marcial, y en fuente de salud para el terapeuta.
Es cuna
de paz para quien la busca, y longevidad para quien ansía inmortalidad.
Es
un camino de perfección para el monje, y piedra filosofal para quien anhela
saber más.
Es
un precioso baile para quien desea bailar, y un sublime arte para el artista.
Nuestra
danza es todo esto y mucho más.
El
Tai-Chi es como la esencia que, vertida en el corazón del ser humano, toma la
forma de su recipiente y, así, alma y Tai-Chi, de la mano, caminan juntos hacia
el Tao.
Extracto
del libro: DEL TAI-CHI AL TAO
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