viernes, 5 de diciembre de 2014

Vamos a echar un trago!




Lang Zhou, de nombre taoísta Luo Shaowei durante un tiempo permaneció en el templo Ziyan en la montaña Mao. 
Allí también se alojaba un académico denominado Ding.
Aparte de su falta de interés en la búsqueda de un puesto en la administración, Ding no destacaba en general de la mayoría por sus actos o palabras.
Ding había permanecido en el templo durante varios años y el prior siempre ha sido cortés con él.
Una noche, en medio del invierno, Ding estaba sentado junto con varios monjes alrededor de la estufa charlando.
Todos estuvieron de acuerdo, en una noche fría como ésta nada les podría alegrar más que poder disfrutar de algo de cordero y vino.
A todos se les hacía la boca agua.
Ding dijo:
-Eso no es tan difícil. Pero atrapado en la cima de la montaña por la nieve ¿dónde podría uno encontrar tales manjares? Todos Los monjes pensaban que estaba bromeando.
Pero Ding ya se había levantado y partido.
A medianoche el estudioso regresó totalmente cubierto de nieve, en sus manos había una gran jarra de vino de plata y un cordero guisado.
-Es de la cocina de un gran chef en Zhejiang, dijo.
Sorprendidos y encantados, los monjes se rieron y aplaudieron.
Ding sacó una espada larga, la arrojó en el aire y saltó desapareciendo, dejando la jarra de plata detrás de la mesa.
Nadie lo ha visto desde entonces.
El prior tenía miedo de cualquier posible investigación oficial derivada de estos hechos, por lo que informó voluntariamente el incidente a las autoridades locales.

 

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