Alguien decía que se
sentía como una marioneta al hacer Tai Chi Chuan.
Un hilo que sale de la coronilla
nos conecta con el cielo.
Si miramos hacia arriba, se pierde
entre las nubes.
Ese hilo atraviesa el cuerpo, por
la columna y nos conecta con la tierra.
Si miramos hacia abajo, entra en
la tierra como la raíz de una planta.
De las muñecas surgen hilos que
una fuerza no muscular maneja.
De las crestas Iliacas surgen
otros dos hilos que nos hacen girar.
Este hilo es muy flexible.
Si nos sentamos en el suelo, la
parte superior de hilo se estira hacia abajo.
Si saltamos, la parte inferior
del hilo también se estira.
Este hilo nos asegura nuestro
lugar, siempre entre la tierra y el cielo, en conexión con los puntos
cardinales, los chinos sabían, por su teoría de las correspondencias que
somos seres conectados con la totalidad.
El principio de totalidad, hizo que el Maestro Cheng Man Ching escriba
"La aplicación de Chi
y energía (chin) en TaiChi es lenta y
continua, cíclica y repetitiva, circular y conectada entre sí.
Es inagotable, tan grande como la
revolución de los planetas y tan sutil como las gotas de lluvia o de
rocío.
TODAS SUS FORMAS SON REDONDAS, un signo de la unión con la naturaleza.
TODAS SUS FORMAS SON REDONDAS, un signo de la unión con la naturaleza.
Su esencia, función y sutil
energía interna están íntimamente relacionadas con el arte de Taichi"
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