Nos sentamos cómodamente con la columna alineada.
Las manos descansan en las rodillas.
Cerramos los ojos.
Comenzamos con una respiración suave, tranquila y profunda.
Imaginamos que del ombligo sale una esfera pequeña de energía como si fuese una “perla de luz”.
Al inhalar, visualizamos que la esfera de luz baja hacia los genitales, luego va subiendo hasta el cóccix y subiendo por la columna vertebral, bordeando vértebra por vértebra hasta llegar al centro de la cabeza (coronilla).
Al exhalar la perlita de luz baja por la coronilla, pasa por el entrecejo, bajando hacia la boca, siguiendo el recorrido por toda la línea del cuerpo hasta llegar al ombligo.
Continuamos con el recorrido de la perlita de luz que sube y baja por el cuerpo.
Guardamos la pequeña perla en el ombligo, pasamos a la respiración natural y nos quedamos unos segundos sintiendo las sensaciones que se generaron en nuestro cuerpo.
Se recomienda practicar la meditación un mínimo de 15 minutos a diario.
Si en alguna parte del cuerpo durante la meditación se pierde el recorrido de la perlita de luz, significa que esa parte del cuerpo tiene un bloqueo energético.
Para volver al libre fluir de la energía, se debe repetir la meditación de dos a tres veces al día.
Durante la práctica se puede sentir sensaciones de hormigueo y calor en las zonas del cuerpo por donde pasa la perlita de luz.
Beneficios:
- Aumenta la vitalidad
- Elimina el efecto de entropía (envejecimiento)
- Curación de dolencias y enfermedades, tales como: la presión arterial alta, el insomnio, el dolor de cabeza y la artritis.
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