miércoles, 8 de junio de 2016

Llevate al momento presente


Cuando te encontres en medio de una situación preocupante, pará un momento.

Mirá hacia adentro y preguntate

¿Qué está mal en este momento?

Te vas sorprender al saber que en realidad no hay nada de malo con el presente, es más bien con los remordimientos del pasado y las preocupaciones del futuro con las que empezamos a sentir ansiedad.

No negues los problemas que estás enfrentando, pero tampoco te pierdas en ellos.

Estar presente aporta un estado de mayor alerta y seguridad interior.

Reíte de vos mismo

Cuando te des cuenta que estás obsesionado con alguna inquietud o preocupación, reíte de vos mismo.

Simplemente mirá hacia el cielo y pensá:

"¡Ay, lo estoy haciendo de nuevo!"

Cuando no te tomas tan en serio, comenzás inmediatamente a desarmar la preocupación y la ansiedad que están en tu mente.

Esto te va a ayuda a mirar más objetivamente la situación que se te presenta y a evaluar las acciones por tomar con mayor claridad.

Aprende a fluir

Como adultos, hemos perdido la capacidad de fluir.

Nos aferramos a la idea de lo que queremos y luchamos contra la corriente de la vida porque creemos que lo que esperamos en el futuro es lo que va a hacernos felices, pero esa no es la verdad.

Nuestra felicidad depende de las decisiones que tomamos en cada momento.

¿Estoy eligiendo ser feliz o estoy luchando por lo que quiero? 

¿Estoy aferrado a una idea o estoy dispuesto a fluir?

La próxima vez que te encontres luchando por mantener una posición, soltate.

Hacé la prueba, a ver qué pasa.

Cuando lo hagas, vas a experimentar por ti mismo la paz que viene.

En un instante, cuando decidís soltar, la paz inunda tu vida.

La resistencia no puede traer paz.

Es a través de la entrega que se encuentra la calma.

Cuando luchas, perdes, pero cuando soltas, siempre ganas.

 

 

Pensamiento del Dragón y el Guerrero


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