lunes, 23 de noviembre de 2015

 
Hace algunos años, mientras practicaba Tai-Chi en el parque, un amigo me reconoció e, indignado por alguna razón, se acercó y me preguntó:

- ¿Por qué no intentas, aunque sólo sea por un día, ser normal?

- Ya lo he intentado.-contesté

- ¿Y qué pasó?- Volvió a preguntar

-¡Que fue el día más triste de mi vida!

Después de esto se alejó y, desde entonces, cuando me ve por la calle, cambia de acerca.

 
 

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